lunes, 3 de diciembre de 2007

Confesiones de Veranillo

La música estaba bastante alejada de nuestro point, en realidad apreciaba que fuese así, pues nos permitía departir de un roncito y una buena conversa al Chin y a mí. Tenía un poco de frío y no dejaba de mover el pie; reconozco que la ansiedad por momentos me sacaba de la plática y si mi cuerpo me pedía dormir, todo lo intangible que existía dentro de mi clamaba mantenerme en pie. El teléfono, como era de preverse, nunca sonó; pero esa necesidad extraña, compleja e incomprensible de las chicas por botarlo todo, la hizo aparecer en un sábado a la 1 de la mañana en la puerta de casa.

Deje el vaso y corría al auto, ella bajo la ventana, me miró y allí estábamos, con el alma destrozada, yo por ella y ella por otro huevón. ¿Qué podía hacer? ¿Subir al auto, dejar a mi pata e irme a escuchar sus lamentos?, ¿Ser el consolador mediático?, ¿Ir y destrozarle la cara al maldito que no la trataba cual princesa?

No hablaba, tan sólo me miraba, cogía mi mano y lloraba. Intente con mi torpeza característica, ser aquel motivador enérgico, firme y duro estaba dispuesto a escuchar cada una de las palabras que explicarían que ella este tan lejos de casa y con el poco rimel que usaba, sobre las yemas de sus dedos.

Volteé y la música ambiental del auto del amigo de hermano, sonaba con mayor fuerza, el Chin prendía un cigarro y ante cada intento de mi parte por encontrar razones lógicas (muy propias de los idiotas, en el amor eso no existe) a su sufrimiento y sobretodo a mi presencia; lo único que recibía era apretones de manos continuos y mis oídos percibían desgarradores – Cállate por favor… Miguel Hugo tan sólo cállate – La mirada de Chin y los treintañeros amigos de mi hermano eran cada vez mas intimidantes. En aquella época el amor en el barrio era algo reservado para los débiles de carácter. Regrese la mirada y la cagada. Ella lo sintió, vio en mis pupilas al mojón que por entonces era o tal vez soy. Soltó mi mano, encendido el auto y partió. ¿Qué podía hacer? Tenía las llaves del auto, más no el permiso; tenía dinero para el taxi, más no las agallas (Los huevos, acota el Maiky del 2007) la tuve a ella, más mis dudas me tuvieron a mi.

El tiempo pasó por demás rápido y con los años; además del invaluable comentario de muchas damas; existen momentos que necesitan de nosotros sin importar nuestra categorización: Ex, amigo cariñoso, afán jodido, admirador… no importa, tan sólo nos necesitan y allí, casi siempre, nosotros. Si, nosotros: La cagamos.

- Hola Miguel: ¿Sabes, no se qué ponerme?, ¿Estarás allí no?- con esas palabras inicio una conversa tan jodida como la del relato anterior. La actitud del relator no distó mucho de la de algunos años atrás. El resultado: El mismo. Y es que existen códigos sociales (Que las mujeres no comprenden) que pueden destruir nuestro Ego y por ende nos lleva a tomar decisiones estrictamente racionales.

Sin embargo, cuando un hombre y una mujer, sienten que cambian cuando están con la persona indicada; lo racional pierde valor.

Se que el arrepentimiento no devolverá la ceremonia a la agasajada y que tal vez estuvo en otro lugar celebrándolo quizás como y con quienes le aconseje. Sea cual fuese el caso, espero no deseo tener que esperar 2190 días para reconocer un grave error y seguir alejando mas gente vital por culpa del orgullo o temor.

Saben, aquella vez en el muro de la casa me quede helado, escuchando “Si tú no vuelves” de Miguel Bosse, dudo mucho que la protagonista de la primera historia le pida a alguna estrella que le cuente como estoy (Tal como dice la canción); pero sólo por si la estrella es requerida alguna vez. Psss… estrella confiésale que el chico creció, aprendió y ahora de cuando en cuando canta trátame suavemente; aunque claro ya no a ella.

El Mayki
* Veranillo: Dicese de estación media extraña, propia de la Ciudad del Cusco.

1 comentario:

Martín Vargas dijo...

No es floro, porque ya te he dicho que lo tuyo es el márketing, pero este post tiene frases memorables, bien trabajadas. En realidad, me quedo con el 70% del texto. Casi impecable. El descenlace pudo extenderse un poco porque venias tarbajando bien la prosa, lástima que la premura por el remate terminó desinflando una buena pasta. Pero, repito, es uno de los mejores textos que te he leído pequeño amigo gordinflón. Eso último fue por lo de mueloncillo. Santé!!!